
Los días 11 y 12 de octubre de 2021 un grupo de la Parroquia de Sonseca fuimos a visitar a la Hermana María Paloma Rojas del Castillo, hija de esta parroquia de Sonseca, que ingresó en la Congregación de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote en Madrid, el 16 de julio de 1991.
Esta Congregación fue fundada por Monseñor José María García Lahiguera y María del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez en el año 1938. Su misión en la Iglesia, por carisma recibido del Espíritu Santo, es cooperar espiritualmente a la santificación de los sacerdotes, seminaristas y también de la Iglesia entera. Las hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote forman una Congregación religiosa de vida íntegramente contemplativa. Viven entregadas totalmente a Dios en soledad y silencio, en oración constante y penitencia. Son pilares que han sostenido y sostienen a la iglesia con su oración y silencio.
El monasterio de Moncada se fundó el 2 de febrero de 1970. Ocupó provisionalmente una casa en el interior del complejo del Seminario Mayor. Tras 25 años al quedarse el edificio inicial pequeño y no reunir condiciones de habitabilidad, se construyó el monasterio actual en 1995, también junto al Seminario. A día de hoy hay catorce hermanas en el Monasterio.
Las religiosas mantienen turnos de oración continuos las 24 horas del día, durante todo el año. Cada una de ellas, tiene una hora de oración asignada durante el día y otra hora nocturna. Como un faro en medio de la noche, desde la distancia, puede observarse una luz en la espadaña del campanario del monasterio, que indica que hay una religiosa en oración.
La hermana Paloma ha estado en tres de los seis conventos que tiene la Congregación. Después de su primera estancia en Madrid, fue trasladada al Convento de Salamanca, en el que estuvo más de 2 años para después volver al de Madrid. En diciembre de 1999 fue trasladada al convento de Moncada en la provincia de Valencia, en el que lleva 22 años, pues debido a su enfermedad y seguimiento médico, no es aconsejable el traslado.
Durante la visita, la Hermana nos contó cómo fue y cómo vivió su vocación y también nos habló de su enfermedad, cómo la lleva, los momentos más críticos que ha vivido, su vida actual, aunque muy limitada debido a su larga y grave enfermedad. Lleva esta limitación con mucha paz, sabiendo ofrecer sus limitaciones para la santidad de los sacerdotes y seminaristas.
Pudimos, también, conocer la vocación de don Sergio Cebrián, Vicario de Sonseca, que nos acompañó en el viaje. El grupo vivió un momento especial escuchando sus testimonios. Nos sirvió para comprender que Dios tiene un plan de vida para cada uno de nosotros.
Volvemos felices al comprobar la sencillez, la alegría y el amor a Dios que llenan la vida de nuestras religiosas. Ellas son muy felices dentro de los muros de su casa. Su vida está entregada totalmente a Dios y para Dios.