
La Escuela de María de la parroquia de Sonseca empezó en 2019 como una necesidad de crear un grupo para las niñas de la parroquia, ya que los niños tenían ya su grupo de monaguillos en el que tenían sus reuniones y con el que hacían muchas actividades.
Tomaron como referencia un grupo similar que se llevaba a cabo en la parroquia san Juan de la Cruz de Toledo, que estaba dando muchos frutos.
Sus objetivos son vivir la fe de mano de María, conocer a Jesús y a los santos, y a la vez ayudar a formar un grupo de amigas en el que vivir la fe e ir creciendo como personas.
Las reuniones son cada quince días, el sábado, de diez a doce, en los salones parroquiales.
Están inscritas 30 niñas de entre 1º y 6º de primaria pero normalmente asisten unas 20, no siempre las mismas, según les permiten las ocupaciones y otras actividades familiares y académicas. Esta flexibilidad hace que cuando asisten, lo hagan contentas y las familias pueden compaginarlo con otras cosas.
Este año se ha inaugurado un pequeño grupo que ya están en primero de la ESO. Su implicación es admirable. Son ellas las que preparan el tema de formación, bajo la supervisión de las monitoras jóvenes, y se encargan de llevar a cabo los talleres. Están llenas de la iniciativa que da su juventud y de la responsabilidad por ayudar en este camino a las niñas más pequeñas, de la misma forma que otras lo hicieron con ellas.
¿Cómo se desarrolla una mañana en la escuelita?
A las 10 van llegando y mientras están todas, se hacen juegos para irse activando, para recordar los nombres de las compañeras (juego del pistolero) e ir calentando motores.
Luego tienen el ratito de formación. Normalmente siguen el plan pastoral de la diócesis o algún tema amplio que ir desgranado en cada reunión. Este año están recorriendo las distintas advocaciones de la Virgen. Esta semana hemos conocido por qué se la llama Nuestra Señora de la Paz, de la Merced y de Loreto. Un juego nos ayuda recordar lo que hemos aprendido. Cuando llegan fiestas importantes o tiempos litúrgicos especiales, el tema gira en tono a eso para prepararse a vivirlo desde la fe, a su medida.
Después llega el tiempo de la oración. Nos dirigimos a la capilla en la que está el Señor presente. Saludamos a María y a Jesús, escuchamos el evangelio (esta semana la resurrección de la hija de Jairo) y lo aplicamos a nuestra vida: igual que los padres de esta niña estarían muy felices y muy agradecidos a Jesús, nosotros hemos de darle gracias por todos los regalos que nos hace cada día. Escuchamos atentas la letra de una canción que nos dice que si no tenemos amor en las cosas que hacemos, no sirven para nada. Nos acordamos de rezar por el Papa que está malito y con una canción nos despedimos de la Virgen y de Jesús.
Llega el tiempo del taller. Manualidades y cocina son las principales actividades aunque de vez en cuando hay otras cosas, por ejemplo, gymkana. Lo que más les gusta es el taller de cocina: da gusto ver a todas con su delantal, listas para preparar hoy … mini pizzas! La semana pasada hicieron pulseras, otros días marcapáginas, cada día tiene su novedad.
Mientras terminan de hacerse las pizzas, tiempo para la música y las coreografías, pequeñas y mayores bailando juntas, como en el camino de la fe, sin importar de qué colegio son o si están más o menos cerca de la parroquia. Todas comparten y se ayudan, contagian su entusiasmo a hermanitas más pequeñas o a compañeras del colegio. Gracias a su testimonio y a la convivencia de inicio de curso, el grupo va creciendo.
A las doce, las pequeñas dicen adiós, pero las mayores, las de secundaria, se quedan un momento pensando en el tema, el juego y el taller de la próxima reunión y tienen a continuación su momento de formación hasta la una. Este año comenzaron desmenuzando el Ave María y a partir de ahí verán las doce estrellas de María, las doce cualidades que la definen.
Don Ignacio, vicario parroquial, se hace presente entre ellas desde el principio de una forma discreta pero eficaz.
Las monitoras jóvenes que ya inician su vida como adultas, se van organizando para atender a este grupo según les permiten sus nuevas obligaciones. Se implican en esta labor cada quince días y en verano con la organización del campamento.
Texto y fotos: Marta