En este mes de octubre de 2024, como todos los años, las calles de Sonseca se convierten en el escenario del tradicional Rosario de la Aurora, una práctica que, según documentos históricos, se remonta al siglo XVII. Cada domingo, desde las primeras horas de la mañana, fieles y miembros de distintas cofradías del pueblo se congregan para recorrer los barrios rezando el Santo Rosario.
Este año, la cofradía de la Virgen de la Piedad de los judíos ha sido la elegida para llevar los faroles de la procesión, mientras mujeres voluntarias se turnan en cada uno de los misterios para llevar la imagen de la Virgen de Fátima.
La tradición del Rosario de la Aurora en Sonseca, al igual que en otros lugares, surgió como respuesta popular a la predicación de los dominicos tras la Batalla de Lepanto, una victoria atribuida al rezo del rosario. Originalmente, el rezo se iniciaba en la madrugada, a veces tan temprano como las cuatro de la mañana, para permitir que los campesinos pudieran participar antes de ir al campo. Actualmente, aunque se celebra algo más tarde, la costumbre de comenzar al alba se mantiene, buscando recrear ese ambiente de devoción.
Una práctica de fe y comunidad
Varios sacerdotes acompañan a los fieles en esta manifestación pública de fe, seguida de la Santa Misa que se celebra en la iglesia parroquial al final del recorrido. Durante los recorridos, es común encontrarse con personas que madrugan por diversas razones, pero aquellos que participan en el Santo Rosario lo hacen con la intención de alabar a Dios en la figura de la Virgen y rezar por las necesidades de todos.
Intenciones de paz y unidad
Este año las intenciones de la parroquia se han dirigido a pedir por la paz, los gobernantes, las familias, los enfermos y las vocaciones. Las oraciones se acompañan de cánticos populares y una de las letras de estos cánticos advierte sobre la “infame pereza” que impide a muchos unirse al rezo y anima a los fieles a dejar sus camas para rezar.
¡Ay cristiano, que con tanto gusto
al Santo Rosario solías llegar.
Cuantas gracias y auxilios se
pierden
por la vil flojera de no madrugar.
Oíd y temblad.
Que la infame y malvada pereza
ha llevado a muchos al fuego infernal.