Queridos amigos, este sábado 16 de noviembre de 2024, dentro de las actividades de senderismo de la parroquia de Sonseca, hemos realizado la ruta al puente romano de Villaverde.
A las 9:00 h. , en la plaza de la Virgen, nos hemos reunido un grupo de veinticuatro personas para afrontar el reto, con todas las ganas del mundo. Ante nosotros, unos veinticuatro – veinticinco Km a recorrer.
Con nosotros viene Darío, el seminarista que pasa este año en nuestra parroquia. Él nos ha introducido la Oración con que nos encomendamos en esta mañana al Señor y a nuestra Madre. La vida es una peregrinación hacia el encuentro definitivo con el Señor; que esta marcha sirva también como camino hacia Él.
Una foto de grupo y… salimos. Se respira entre nosotros un aire festivo, alegre, entusiasta. Un discípulo de Cristo no puede ser triste, ¿verdad que no?
¡Huele a churros! Hay gente haciendo cola para comprarlos. Hay que reconocer que estaría bien tomarse ahora un chocolatito con churros… y luego, ya andaremos!
Pero, está claro, que somos ya maduros en el grupo y hace tiempo que pasamos el examen de «voluntad». Hay que saber renunciar a las satisfacciones inmediatas, por la conquista de un objetivo que, sin duda, nos dará una satisfacción mayor aunque signifique luchar un tiempo más largo. Ni más ni menos que la «abnegación cristiana», saber renunciar a ésto y a aquello, placeres, casas, posesiones, familia, amigos, por dirigirme al Bien mayor que es Cristo, si Él así nos lo pidiera. He aquí uno de los recursos, sin duda, que sirve con gran fuerza al crecimiento espiritual de los amigos de Cristo, entre los que espero que nos encontremos tú y yo. La abnegación, la renuncia a tantas cosas, el desprendimiento, porque sabemos dónde está nuestra riqueza, nuestro tesoro y nuestra fortaleza. Nos dice Jesús: «ambicionad las cosas del Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre los corroen ni los ladrones socavan y roban. Porque donde está vuestro tesoro allí está vuestro corazón».
Así que: ¡ahí os quedáis churritos!
Comenzamos con un leve viento del Este, que nos da de cara. El Señor nos quiere despertar del sueño. Te acaricia el rostro. Es un anticipo de que, en lo que sigue, tendremos un buen día para caminar.
Por el paseo de las moreras, nos adentramos en el camino de Chueca, bordeamos la carretera variante de Sonseca que, cruzamos por un puente elevado, y seguimos hacia el Norte, hacia Ajofrín. Bordeando esta localidad, giramos en dirección Este. camino de Chueca. Nos iremos adentrando en el valle de Villaverde. Se oyen algunos disparos. Hay que tener cuidado. Es tiempo de caza y, en Villaverde hay bastantes conejos. También hay, sobre todo, muchas retamas, pinos, almendros, y vemos, plantados, algunos pistacheros.
Pero, destaca la gran superficie sin labrar, sin arar, esos surcos bien trazados donde luego pueda escribirse un buen libro porque han crecido los tallos, las espigas, el grano…
El hombre de hoy ha preferido la ciudad, los núcleos urbanos. Nos olvidamos de tantas lecciones que nos da el campo…, la naturaleza. Labrar, sembrar, abonar y quitar las malas hierbas… rezar a Dios porque el tiempo sea propicio y haya buena cosecha. Saber esperar, mirar al Cielo y agradecer…
Vamos hablando por el camino, ya en dirección hacia el término de Villaminaya. Se habla un poco sobre la actualidad, el desastre natural de Valencia con la riada, de ¡algunas cuestiones lingüisticas!, pasamos «de puntillas» por la política (reconozcamos que no son buenos tiempos de política -enfrentamientos, intereses mezquinos, ni atisbos de la más mínima unidad y búsqueda del bien común-, y, no podía faltar, mucho humor.
Después de más de dos horas, hemos llegado al puente romano de Villaverde, que no es romano sino medieval y, que está restaurado. El puente está sobre el arroyo Guazalete, que se forma de la unión de los arroyos de la dehesa de Villaverde y el arroyo del Prado del Judío. Allí al lado, está también la Peñamanaera, porque se ve cómo mana agua de la piedra, aunque sea un pequeño chorro.
Ahí hemos disfrutado de un ganado descanso, mitad del camino. Reponemos fuerzas. Disfrutamos del paisaje y de la vista. Se ve el discurrir del agua. Este fluir siempre nos trae recuerdos de vida. «Donde hay agua hay vida» suele decirse… Y, entonces, a tí y a mí, se nos debería venir a la cabeza Quién es el Agua Viva, Quién sacia nuestra sed y, que, a la vez, nos pide de beber. «Tengo sed».
Es un lugar muy tranquilo, de mucho silencio, propicio «a la paz interior», allí, solos, tú, el Creador, y Su Creación. Para volver, para regresar, para poner las cosas en su sitio. «Me levantaré y me pondré en camino adonde está mi Padre, y le diré: «Padre, he pecado contra Tí… y no hace falta que te diga cómo sigue.
Hay que emprender la vuelta, nos quedan unos ¡doce Km!… Van a empezar a pesar un poquito las piernas. Habrá que hacer más esfuerzo. Efectivamente, el tiempo ha mejorado. No hace viento. La temperatura es perfecta para andar. Una pequeña subida y el resto todo llano.
Una cosa se me queda en el corazón, una más o menos pequeña herida. En las próximas aventuras os preguntaré si también a vosotros, al que quiera responderme. Me falta el hablar con cada uno de vosotros, tantos a quienes no conozco… preguntaros qué hacéis, conocernos un poquito más. Hoy, que tienden a implantarse tantas barreras que nos separan…
Hemos llegado en el tiempo previsto, hemos invertido cinco horas. Son las 14:00. En la plaza de la Virgen. Hemos entrado a la Ermita, rezado el Ángelus. Damos gracias a Nuestra Madre. Qué Ella nos guarde, nos guarde siempre!
Me parece que, el que más, el que menos, hemos llegado algo cansados. Hemos experimentado algo de nuestra debilidad y nuestra pequeñez… que me remite a unas palabras de Moisés al pueblo elegido, que no olvidéis nunca estos cuarenta años de travesía por el desierto «para hacerte humilde, para probarte y que conozcas lo que hay en tu corazón, si cumples o no sus Mandamientos…»
Dificultades y cansancio para hacernos humildes, para reconocer nuestra pequeñez. Dificultades y cansancios para crecer, para madurar, para purificar el corazón, para hacernos fuertes… porque podrás olvidar con quién reíste pero jamás olvidarás con quién lloraste – con quien sufriste cansancio y zozobra- Y, en medio, de estas contrariedades, la Providencia del Señor -que les dio pan del Cielo, les abrió las aguas del mar Rojo, la columna de fuego para ver y la columna de nube para protegerles del sol. No se gastaron sus vestidos ni se hincharon sus pies, en cuarenta años. Reconoce que el Señor, tu Dios, te corrige como un padre corrige a su hijo…
Así que, ¡bendito cansancio! si nos hace humildes y nos aproxima a los deseos del Señor sobre nosotros; a que nos vayamos pareciendo un «poquito» a Él.
Son experiencias que unen, que nos hacen pensar, como se nos decía al principio, que estamos en camino hacia Dios, nuestro Descanso.
Como siempre, os deseo lo mejor, chicos. Ahora, descansar un poco y, nos vemos en la próxima… camino de ser hombres y mujeres de Cristo!
Pd.- Había una frase que decía: «Serás hombre/mujer en la medida de tu esfuerzo. Sólo el esfuerzo forma caracteres. No hay otro camino».
Un abrazo.
Texto: Alfonso
Texto y fotos: Alfonso