Ruta al arroyo Guajaraz y a la presa de La Alcantarilla

Ruta Guajaraz

   Ayer, sábado 15 de febrero de 2025, nos reunimos un grupo de diecinueve personas para realizar una nueva ruta parroquial. El punto de encuentro era la ermita de San Gregorio, a las nueve de la mañana. Nos han abierto la ermita, y allí hemos hecho nuestra oración inicial, dirigida por don Ignacio. Ofrecemos a Dios este nuevo día, que nos dé una buena marcha, dándole gracias por la Creación donde vemos la acción de Dios, que se fortalezcan nuestros lazos de amistad.

   Nos hacemos una foto del grupo y enseguida partimos.

   Perdonad que me repita, porque le damos gracias a Dios que nos vuelva a regalar una mañana magnífica para caminar. Cielo azul, despejado, brilla el sol. A primera hora el ambiente es fresco y hay que abrigarse. Es un día de invierno del mes de febrero. El aire es limpio y puro, sin halo de contaminación, nos deja ver con claridad el horizonte. Un día para disfrutar de la Creación.

   Salimos en dirección oeste, por un camino recto. Cruzamos la vereda de la gitana. Enseguida nos ponemos a hablar en grupos más pequeños porque la senda se estrecha y no nos deja ir todos juntos. Como en rutas anteriores disfrutamos de un ambiente distendido, alegre, de amistad. Hablamos de la actualidad, de alguna novedad en el trabajo, nuevos destinos y nuevos desafíos, vicisitudes en la familia, algún quebranto de salud, proyectos, de política (uf, ¡política!).

   Veo que viene entre nosotros un niño. Corriendo, saltando, no para quieto. Sin preocupaciones, sencillo, auténtico, sin tramas que trastornan el pensamiento. Le extiende su mano a un mayor que se la coge con gusto. Se miran y se sonríen mutuamente.

¿Cómo te llamas?

Gabriel, ¿y tú?

Yo me llamo José. ¿No ha venido tu papá ni tu mamá?

No. No han podido venir. Tienen mucho trabajo hoy.

¿Y te han dejado venir a tí solo?

Sí. Me han dicho que aquí sólo venían amigos de Jesús, que podía fiarme.

¿Tú eres amigo de Jesús?

Claro.

¿Cómo lo sabes?

Porque mi papá me ha dicho que Jesús es amigo de todos los niños.

¿Entonces ya no es mi amigo, porque yo no soy un niño?

No. Mi papá me ha dicho que aquí sólo venían amigos de Jesús…

¿Por qué has venido?

Quiero ver el arroyo, ver cómo corre el agua. A lo mejor, puedo ir allí a bañarme en verano.

¿Y si te cansas de andar?

Por éso te he cogido la mano.

   Después de un buen rato de marcha, cambiamos el sentido hacia la izquierda. Llegamos al Canto de la Imagen. ¡Qué recuerdos nos trae llegar aquí! Por aquí pasamos en una de nuestras primeras rutas parroquiales. Tiene una hornacina con una imagen de la Virgen del Rocío, aunque ese hueco estuvo destinado a una imagen de la Virgen de Gracia. Este era el lugar donde se encontraban los pueblos de S. Pablo de los Montes y Ajofrín. Se celebraba una romería y se hacía el traspaso de la imagen de la Virgen de Gracia, encontrada por el pastor Madaleno. Está muy bien adornada con jarrones de flores.

   Ahí nos hemos tomado un descanso, hemos comido, para reponer energías. Y reemprendemos la marcha.

   Entre nosotros veo también a un joven, de semblante tímido. Se ruboriza cuando le miro, algo nervioso. Inseguro, dubitativo, aunque se esfuerza en no parecerlo. El que camina a su lado le ha preguntado:

¿Disfrutas de la ruta, estás a gusto?

Sí, claro.

¿Te gusta caminar?

Sí, pero también quiero despejarme después de un tiempo de exámenes.

¿Qué tal han salido?

Aún no sé los resultados. Unos mejor, otros algo peor. (Lo dice dejando caer un cierto grado de dejadez.

Mira, estamos andando un camino que viene a ser como la vida. Hay dificultades, tropiezos, piedras, cansancios, contra los que tenemos que luchar. Hay que saber renunciar a muchos placeres inmediatos para dirigirnos a la meta que nos hayamos propuesto. Necesitas mucha ilusión, disciplina, motivación, orden, esfuerzo y perseverancia. Tener un modelo de identidad, alguien a quien nos gustaría parecernos; de quien trataremos de aprender. Estar dispuesto a sacrificios para alcanzar tu ideal. Pero sabemos de tu valentía, de tu capacidad para hacer cosas grandes, de tus fuerzas y de tus ganas. Sé humilde y confía en tu Padre. Confía y lucha. Nosotros caminamos todos los meses. Te esperamos. Ven con nosotros y regocíjate. Aquí tienes nuestra mano. Te apoyamos y confiamos en ti.

   Hemos llegado al arroyo Guajaraz. Sin mucho caudal, pero el agua corre, no está estancada. Da vida y sigue su camino hacia la meta, el río Tajo. ¡Qué paz da escuchar entre el silencio el discurrir del agua, que lleva la vida! Viene de las sierras del Castañar. Aguas arriba, se encuentra la presa romana de la Alcantarilla, del siglo I. Recogía agua de los arroyos Guajaraz  y S. Martín de la Montiña, para abastecer a Toledo. Se conserva gran parte de la canalización, que recorre 40 Km. hasta llegar a Toledo. La presa sólo la hemos podido ver desde lejos y sólo su parte más alta al ser propiedad privada y estar cerrado el acceso.

   Continuamos andando, ya camino de Mazarambroz y después Sonseca.

   Y ahora me fijo en que también nos acompaña un adulto que no conozco. Con semblante sereno, tranquilo, alegre, en paz. De paso firme y decidido. Le he preguntado que si ha venido con nosotros otras veces, en marchas anteriores.

Sí, pero hace mucho tiempo. Me encanta caminar entre vosotros. 

Y me confiesa que ha venido para dar gracias, para devolver algo de lo mucho que recibió. 

He venido para saludar a alguien con quien me encontré en una de estas rutas, cuando yo era todavía un niño, al que cogí de la mano y me dio la suya. Que me hizo el camino más llevadero y favorable, que me llevó como un padre. Vine otra vez, ya en mi juventud, cuando estaba bastante perdido e inseguro. Recuerdo que él me habló de hombría, de esfuerzo, disciplina, ilusión, perseverancia, de un alto ideal, tener un modelo de identidad, de confiar en el Padre, y luchar. ¡Cuánto he de agradecerle a esa persona! ¡Qué pocas me he encontrado así, que me aconsejaran desinteresadamente, sin cobro revertido, por mi bien! Venía para abrazarle, agradecerle todo el bien que me ha hecho. No está aquí, pero sé que algún día lo veré y le abrazaré. Será aquí, será en el Cielo ¡SERÁ! Soy Gabriel. Y a quien busco se llama José.

   Qué alegría haber compartido con vosotros otra mañana, caminando por la Naturaleza.

Gracias a todos. A los que lo han organizado.

Un abrazo fuerte.

 

Fotos: Alfonso y Carmen Luz
Text0: Alfonso

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