El pasado fin de semana, 60 fieles de la parroquia de Sonseca, acompañados por su párroco, D. José Carlos, participaron en una peregrinación que los llevó a Zamora y Toro. El objetivo principal de este viaje fue venerar las reliquias de san Ildefonso, patrón de Toledo y Casalgordo, así como disfrutar de momentos de oración, convivencia y visitas culturales. La actividad logró reunir a sonsecanos de todas las edades.
La elección de Zamora como destino no fue casual. Allí reposan los restos de san Ildefonso, trasladados desde Toledo durante la invasión musulmana para preservar su legado. Aunque los toledanos han reclamado estos restos en diversas ocasiones a lo largo de la historia, no fue hasta finales del siglo XX que se logró un acuerdo que permitió restablecer relaciones cordiales entre Toledo y Zamora. En agradecimiento, la cofradía de Caballeros Cubicularios de san Ildefonso y san Atilano, encargada de proteger estas reliquias, participa cada año en el Corpus Christi de Toledo, procesionando como muestra de unión entre ambas ciudades.
Un itinerario centrado en la fe
La peregrinación comenzó el sábado muy temprano, permitiendo a los participantes celebrar la Eucaristía en la iglesia de San Vicente de Zamora a las 11:30 de la mañana. Allí, tras un rato de oración ante el Santísimo, el grupo disfrutó de un almuerzo antes de realizar una visita guiada por la ciudad. El recorrido culminó en la iglesia de San Pedro y San Ildefonso, donde rezaron una oración dedicada a la Virgen, compuesta por el propio san Ildefonso, conocido por su firme defensa de la virginidad de María.
Además de los momentos de oración, los peregrinos tuvieron tiempo para explorar el rico patrimonio románico de Zamora y conocer algunos de los pasos que forman parte de su renombrada Semana Santa.
El esplendor de Toro
El domingo, el grupo se dirigió a Toro tras un desayuno temprano. La jornada comenzó con la celebración de la misa en el monasterio de las Carmelitas Descalzas, seguida de una visita a la Colegiata de Santa María. Los peregrinos quedaron impresionados por el Pórtico de la Majestad.
Antes de la comida, el grupo visitó la bodega familiar Valdigal, donde pudieron conocer más sobre la tradición vitivinícola de la región. Posteriormente, disfrutaron de un menú típico zamorano, que añadió un toque gastronómico al viaje. Un breve tiempo libre permitió a los asistentes pasear por las calles de Toro antes de emprender el camino de regreso a Sonseca.
Un ambiente de familia
El buen ambiente fue una de las notas destacadas de esta peregrinación, que combinó momentos de oración, celebración, cultura y convivencia. Tanto los participantes como el equipo organizador destacaron el carácter familiar de la actividad.
Texto: Marta
Fotos: Tomás