
El pasado día 9 de Agosto, domingo, despedíamos en la Parroquia a nuestro Vicario Parroquial D. José Martorell. Y lo hacíamos de la mejor forma, que es celebrando la Santa Misa de acción de gracias, pues es el modo más apropiado para unirnos a él, a todos los sacerdotes y a todo el pueblo fiel, en definitiva a nuestra madre la Iglesia; unión a través de Jesucristo que se nos hace presente en el Altar.
Por supuesto las despedidas, siempre cuestan, son momentos de recuerdos, emociones y como no, mucha oración, que es lo que mantiene a los sacerdotes y a la Iglesia, la oración unida a Jesucristo, iluminada por el Espíritu y entregada al Padre.
D. José quiso dejar claro, su agradecimiento a Dios, por su vocación, su formación y los años dedicados a ésta diócesis donde recibió su Ordenación Sacerdotal, para toda la vida. Y humanamente, contento también, por el tiempo pasado en nuestro pueblo y en los tres restantes donde ha estado destinado.
Es bonito, ver como la comunidad parroquial se reúne en torno al sacerdote que nos deja, para arroparle y sobre todo rezar por él. Tarea ésta que no se debe dejar nunca. Debemos encomendar a todos los sacerdotes, a los que están con nosotros y a los que han estado, a los que conocemos y hemos tratado. Y pedir para que hayas muchos y santos sacerdotes. Recordemos las palabras del Señor: “Pedid al dueño de la mies, que mande operarios a su mies”
Le ponemos en manos de la Virgen de los Remedios y de su esposo San José.