
El sábado 21 de diciembre de 2024, hemos realizado una nueva marcha parroquial. Esta vez, a Ajofrín. visitando su Iglesia parroquial y la cárcel visigoda; para volver por el camino del monte a Sonseca. Estábamos a las nueve de la mañana en la puerta de la Iglesia de Sonseca. Nos acompaña don Luis. Empezamos con una Oración, poniéndonos en manos de María. Igual que ella fue diligente y a prisa camino de la visita a su prima santa Isabel, también nosotros nos ponemos en camino.
Hace una mañana fresca, en la que hay que abrigarse. Pero luce un sol radiante, sin viento. El Señor nos vuelve a regalar una mañana mágica para caminar. Gracias siempre, Señor.
Lo primero, una foto del grupo. Hay un ambiente alegre y festivo.
Si tuviera que ponerle un título a esta ruta, sería: «De cárceles a la liberación». Iremos viendo el por qué.
Hemos cogido la calle de Mazarambroz, de la que luego nos hemos desviado para llegar a la vereda de Ajofrín. Nos introducimos en el campo y, en línea recta, nos dirigimos hacia nuestro pueblo vecino. Vamos hablando de noticias de la actualidad, de la Navidad, ya tan próxima, de los que otras veces nos han acompañado y que, ahora, echamos de menos…
Como en un suspiro… ya estamos en Ajofrín. Nos ha recibido Javier, un entusiasta estudioso de la historia y leyendas de su pueblo. Y qué bien hace las cosas alguien que ama lo que hace. Vaya desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a Javier por sus explicaciones altruistas y llenas de cariño.
Nada más entrar al pueblo, en una de las fachadas, nos hemos detenido ante una hornacina con una imagen de la Virgen de Gracia, patrona de la villa. Existen otras más repartidas por el pueblo, ante las que va desfilando una comitiva el día de la Fiesta patronal. Ya hablamos de la Virgen de Gracia en la primera de las rutas de la parroquia, cuando fuimos al Canto de la Imagen, donde se juntaban los pueblos de San Pablo de los Montes y de Ajofrín para celebrar una romería en honor de la Virgen, pasando su Imagen de un pueblo al otro. También contamos cómo fue el pastor Magdaleno quien encontró esta Imagen.
Aunque la visita ha sido primero a la Iglesia Parroquial y, después, a la cárcel visigoda, me gustaría invertir el orden por cuestión de darle un más bello desenlace. Como el pueblo de Israel, como María Magdalena, como Zaqueo, como Mateo y tantos otros que pasaron de la esclavitud, de estar encarcelados, de una prisión, a la libertad de la Tierra prometida, a la libertad de los hijos de Dios… De la cárcel visigoda a la liberación de la Iglesia de Santa María Magdalena.
La Cárcel Visigoda: hoy de propiedad privada, se puede visitar. Está en el centro del pueblo. Construida en el S. VI, cuando se trasladó la capital visigoda a la ciudad de Toledo. Se construyó como parte de una red de fortificaciones para la vigilancia de los caminos hacia la capital. Ha tenido varias reconstrucciones. En 1409, el cabildo de la Catedral de Toledo decide que se utilice como cárcel hasta la desaparición de la Inquisición a principios del S. XIX. Es una sencilla construcción de planta rectangular con torres cuadradas en sus esquinas, de las que, actualmente, sólo existe una. Sus paredes son robustas, con sólidas piedras y de gran altura, sin ventanas; vamos, lo que se dice una fortificación de la que es difícil escapar.
Ya en el interior, se ven una gran cantidad de cadenas y otros instrumentos de sufrimiento de los presos. Hemos subido a su torre, hemos gozado con las vistas desde ahí.
Hacia el noroeste se ve un primer olivar: «El olivar de la Batalla», una gran batalla de la guerra de sucesión castellana, en 1479, en la que fue herido nuestro célebre Jorge Manrique, que luchaba contra los edictos del rey Enrique IV que le habría quitado las posesiones de su familia.
Jorge Manrique es el autor de «Coplas a la muerte de su padre» (don Rodrigo Manrique). ¿Recuerdas…? «Nuestras vidas son los ríos, / que van a dar en el mar/ que es el morir/ allí van los señoríos/ derechos a se acabar/ y consumir…
Mi querido amigo, hemos visitado una cárcel, pero, cuidado que, también nosotros podemos estar «encarcelados» por nuestras adicciones, dependencias, apegos al poder, fama, dinero, bienestar… porque, decía Enrique Rojas, que no se es libre cuando se hace lo que apetece, lo fácil y cómodo, sino cuando se tiene la capacidad de elegir aquello que me hace más persona, lo que es bueno, lo mejor, el bien. La libertad está relacionada con el bien, no se entiende sin el bien, hasta el punto de que no existiría sin él. Qué no nos quedemos con lo que hoy tratan de vendernos como libertad bajo bonitos eslóganes y anuncios. Nosotros caminamos hacia una verdadera libertad, que tiene como rasgo definitorio, el bien, la verdad, la caridad, el servicio, Jesucristo el Señor. Por eso, de la prisión, de la cautividad, hemos pasado a la liberación, ¡a la Iglesia de Santa María Magdalena!
La Iglesia Parroquial está dedicada a esta Santa. Fue construida a finales del S. XV- principios del XVI, de transición gótico mudéjar al renacimiento; sobre una antigua iglesia del S. XII. Con una sola nave de cruz latina. Tiene un bonito retablo, con el Sagrario y, encima, una imagen de la Virgen de Gracia. Sin duda, que nuestros ojos se vuelven hacia una imagen de La Piedad, de la Virgen sosteniendo a Cristo muerto. ¡Vayamos a aliviar ese dolor de nuestra Madre! ¿Y cómo? Siendo hijos que se aman.
Debajo del coro, enfrente del retablo, destaca un alfarje del S. XVI, un techo formado de maderas labradas, un artesonado con pinturas, propio de la arquitectura árabe y mudéjar. Se pueden observar las figuras de un cáliz, un león, una cara con la flor de lis…
A la izquierda de la puerta principal, se levanta la torre de estilo mudéjar, de planta cuadrada y de gran altura. En la pared de la torre que da a la plaza de la puerta principal, se observa un medallón de piedra con relieve, con la figura de la Virgen del Sagrario imponiendo la casulla a San Ildefonso. En esta misma fachada hay un balcón con una imagen del pastor Magdaleno venerando a la Virgen de Gracia, adonde se escala en las fiestas patronales subiendo un cuadro de la Virgen, por lo que se puja, llegando, definitivamente, al balcón aquel que pujó la mayor cantidad de dinero.
Y así, hemos pasado de la prisión a la libertad, a la Iglesia de Santa María Magdalena; porque es en Cristo donde se halla la verdadera y única libertad. Él viene a rescatarnos de la esclavitud y devolvernos la libertad. Por eso nace ahora entre nosotros. ¡Es Navidad! Así nos dijo: «La Verdad os hará libres» (y la Verdad es Él), o decía S. Pablo: «donde está el Espíritu de Dios hay libertad»… o «el que venga a Mí tendrá la libertad de los hijos de Dios. Cristo nuestro libertador…
Y hemos cogido el camino del monte, después de ver la fachada de la Iglesia de S. Andrés y despedirnos cálidamente de nuestro anfitrión Javier. Cruzando la carretera de Mazarambroz, hacia la calle del mismo nombre, y llegar a nuestra parroquia. Una Oración de despedida. Con gratitud.
Mis queridos amigos: ¡FELIZ NAVIDAD! ¡Ya está cerca el Señor!
Texto y fotos: Alfonso